lunes, 27 de enero de 2014

EN EL NUEVO HOGAR DE ANDRÉS Y ANA

El pasado sábado fuimos citados para conocer la nueva casa de Andrés y Ana, y compartimos con ellos un día maravilloso;  la nueva vivienda solo tiene para mí, virtudes (situación, luminosidad, amplitud, distribución, etc.), pero he de decir que para mi la cocina fue lo más impactante, la luz natural la invade, es grande pero a la vez acogedora, con buenas superficies de trabajo  y una buena mesa para compartir el tiempo en ella. 

Al llegar ya  sentí que aquella visita no era solo para mostrarnos la nueva vivienda fantástica que cualquiera podría desear, sino para mostrarnos algo más importante, abrirnos de par en par su hogar; al entrar y saludarnos ya me encontré cómodo, pasamos a la cocina donde los anfitriones se esmeraban por  ir concluyendo la preparación de los aperitivos;  se sentía naturalidad, no existía el protocolo, solo la cercanía. Después Andrés nos enseño toda la casa mientras  en la cocina permanecía Ana, volvimos a la cocina y descubrí  una magnifica cocinera, no solo por lo bien que cocina, sino por como interactuaba en ella;  los invitados siguieron llegando y todo sucedía  como si estuvieras en tu casa, los hijos de Andrés y Ana recorrían la casa como  acostumbrados a tal cantidad de personas, sin notarse su presencia. Permanecí en la cocina y observé que la batería de cocina que estaba utilizando Ana era AMC y que en ella había cocinado la mayoría de los platos que íbamos a degustar, me comento que fue un regalo de su madre cuando se independizó, también contaba con una “termomix” en la cocina.  A continuación pasamos al comedor donde los aperitivos fueron soberbios, destacando unos mejillones al vapor; Ana nos sorprendió con un menú excelente y de gran merito; como entre los invitados contábamos con dos vegetarianos hizo un cuscus y un plato de verdura riquísimos, pero el plato estrella para mí fue unas carrilladas de cerdo en salsa, ¡espectaculares!. La verdad es que el esfuerzo y la dedicación en la cocina de nuestros anfitriones fue inconmensurable, además todo ello regado con buenos vinos, blancos y tintos. No se me olvida alabar un pan casero que nos hizo Ana, increíble la textura y el sabor, un verdadero lujo. Ya le dije que nos tenía que pasar las recetas y que podíamos compartir experiencias cocinando con AMC, ya que ella lleva más tiempo.

Por otro lado significar el clima cálido en que se desarrollo el día, charlas amenas, risas, confidencias, opiniones, encuentros y reencuentros, etc. Todo ello  desde el buen comer, beber y estar, y echando mucho de menos a  personas que no estuvieron allí.

En fin, desde aquí mi agradecimiento y reconocimiento por compartir su hogar con nosotros y que por un día fue el nuestro.  


  

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